29 noviembre 2010

LA GUERRA DEL AGUA

La Guerra del Agua se desató entre Febrero y Abril del 2000 y provocó un enfrentamiento entre pobladores del campo (campesinos) y la ciudad con el gobierno.

Hugo Banzer Suárez
Por ese entonces, el presidente era Hugo Banzer Suárez, que fue el que impulsó la privatización de Semapa y el alza de las tarifas. Los enfrentamientos dejaron cientos de heridos y un muerto: Víctor Hugo Daza, un estudiante de 17 años.

Mientras que en la ciudad se sucedían las manifestaciones, todo se paralizó: comercios, transporte, etc. la ciudad entera “quedó muerta“. Por primera vez en muchos años, toda una población estaba de acuerdo con algo y estaba decidida a llegar hasta el final para conseguir su objetivo, sólo había una manera de lograr enfrentar a un Gigante (Bechtel), remar todos hacia un mismo lado sin descanso y sin miedo a lo que pudiera pasar; costó mucho, pero “Nadie dijo que fuera fácil“. Conseguir parar la privatización era el objetivo común pero no sólo se consiguió detenerla, sino que se creó un precedente en el que el pueblo consiguió detener al Gigante.

Los movimientos contra la privatización eran inevitables ya que un bien tan primario como es el agua se iba a convertir en un bien de difícil alcance por su coste, esto era frustrante para la población, porque tenían que privarse de mandar a sus hijos a estudiar o hasta de comer por pagar la factura del agua; era algo inconcebible, no podía caber en la cabeza de nadie que tuviera corazón y un poco de caridad humana.

Otra de las cosas que molestó mucho a los ciudadanos fue que el Gobierno que ellos habían puesto en el poder, les estaba traicionando, poniéndose de lado de esa gran Corporación.
En mi opinión, lo más importante de todo lo que pasó y la lección más positiva que podemos sacar, es el hecho de que a pesar de todo el poder que tenga una Corporación, si las personas se unen y tienen claro que es lo mejor para sus vidas y las de sus hijos, todavía pueden enfrentarse y detener los alcances de estos grandes corporaciones.


Aunque todo esto pasó cuando apenas tenía catorce años, era inevitable darse cuenta de todo lo que pasaba en la ciudad, recuerdo que varios días la ciudad quedo paralizada, sin transporte, negocios cerrados y sin clases en los colegios.


De lo único que se hablaba esos días era de lo que pasaría si finalmente llegan a privatizar el agua, mucha gente terminaría privandose de muchas cosas para pagar las facturas de agua.
Por primera vez, todos estábamos de acuerdo, campesinos, citadinos, en fin todos se movilizaban y estaban al tanto de lo que pasaba, en los noticieros solo mencionaban los enfrentamientos, porque eso si lo recuerdo perfectamente, se veía mucha violencia de  parte de las fuerzas policiales contra los ciudadanos, las movilizaciones costaron muchos heridos entre la población y hasta un muerto que conmociono mucho a la población,  porque mataron a un estudiante de 17 años, era inevitable pensar en que el siguiente podría ser tu hermano, tu padre o un amigo.


Las instrucciones del gobierno eran claras, querían valerse de cualquier medio para detener a población. En principio pensaron que los movimientos que se levantaron en la ciudad no tendrían tanta fuerza, estaban lejos de imaginar lo que les costaría, dejar el Gobierno por haber apoyado a la corporación que pretendía privatizar el agua.


Después de muchos días y muchas negociaciones, finalmente, cuando se consiguió detener la privatización, el sentimiento de alegría y de tranquilidad era generalizado, era un triunfo en común.


 Recuerdo que muchas personas, incluidos mis padres, dudaban sobre lo que deparaba el futuro, pues la experiencia les decía que sería difícil conservar lo que habían obtenido, pero en ese momento el hecho de haber detenido a una corporación tan poderosa, les demostraba que todavía se podía tomar control sobre el poder que ejercen las corporaciones en los países pobres.


Dayana Moya Aramayo

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola!,

Creo que tiene que ser muy duro afrontar o creer tener que afrontar que todo el trabajo, esfuerzo, empeño, satisfacción y ganas de luchar de varias generaciones para poder así seguir creciendo económicamente, se derrumben como si se viniese abajo un edificio de 20 plantas multiplicado por todos los habitantes de un país. Esto lo defino yo como una auténtica catástrofe.


Saludos,

Gerardo.

Anónimo dijo...

Hola!,

Creo que tiene que ser muy duro afrontar o creer tener que afrontar que todo el trabajo, esfuerzo, empeño, satisfacción y ganas de luchar de varias generaciones para poder así seguir creciendo económicamente, se derrumben como si se viniese abajo un edificio de 20 plantas multiplicado por todos los habitantes de un país. Esto lo defino yo como una auténtica catástrofe. No hay que bajar la guardia ya que en el futuro otros vendrán a sacudir, destrozar y atemorizar a la población, pero por suerte no debe cundir el pánico por el momento ya que este señor DEP.

Saludos,

Gerardo.

JOAKO dijo...

Gerardo, esta entrada está escrita por alguien que vivió directamente ese momento, y precisamente este es el ejemplo de un éxito, aquí el pueblo logró que el edificio no se desmoronase, es por eso que la guerra del agua de Cochabamba es famosa, desgraciadamente no siempre es así.